Alejandra Sepúlveda define los ejes de acción de Comunidad Mujer en su nuevo rol de presidenta ejecutiva

Por: Teresa Espinoza, Diario Financiero

Una nueva etapa inicia Alejandra Sepúlveda en Comunidad Mujer. La entidad acaba de reorganizar su gobierno corporativo y la designó presidenta ejecutiva, un cargo que no existía hasta ahora. Como presidenta del directorio asumió la economista Alejandra Mizala en reemplazo de Mercedes Ducci.

“Es un cambio que fue bien pensado. Necesitábamos seguir muy activas en el nuestro rol público y al mismo tiempo fortalecer la gestión interna, administrativa y financiera”, explica sobre el significado de su nombramiento. “Es un cargo de liderazgo en la organización, pero que se complementa con el rol estratégico y de conducción del directorio”, profundiza.

Dice que lo considera un reconocimiento al trabajo de equipo realizado, que en su caso se extiende por más de diez años como directora ejecutiva.

En cuanto a los proyectos, cuenta que la próxima semana parte uno muy importante para la organización. Se llama Cabildeo de Mujeres y es un proceso participativo, que busca, explica, “levantar propuestas, demandas y sueños de las mujeres para llevarlos a la Convención Constitucional”.

“Tenemos este proceso constituyente, que es histórico e irrepetible, el más importante de los últimos 40 años, donde hay una oportunidad de escribir una Constitución que realmente tenga perspectiva de género, que acoja no sólo las demandas por una mayor igualdad, sino que también esa transformación social que les permita a las mujeres una mejor perspectiva y calidad de vida”, afirma.

Son 32 cabildos online en las 16 regiones del país, que harán en alianza con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Ya iniciaron un proceso de inducción y capacitación a quienes serán las facilitadoras de las conversaciones, y la próxima semana parten los cabildos en las regiones extremas, norte y sur, para dar una señal de descentralización.

Dice que un rasgo distintivo que tiene este proyecto es que buscará hacer un “control social ciudadano” del debate y del trabajo que realice la Convención Constitucional. “Queremos, además, hacerle una especie de devolución a las mujeres que participen en este proceso, en el sentido de irles informando cómo se va llevando adelante esta discusión en la convención, ir monitoreando qué propuestas van quedando y cuáles tendremos que también impulsar a través de otros canales, como políticas públicas”, precisa.

Internacionalización

Paralelamente, cuenta que la entidad firmó recientemente una alianza con Catalyst, una organización internacional que promueve el liderazgo inclusivo. “La idea es que a través de esta alianza podamos empezar también a acompañar a las empresas en su proceso de institucionalización de políticas de género y de inclusión en Latinoamérica, ya no solo en Chile. Queremos proyectar nuestro trabajo hacia afuera”, explica la ejecutiva.

En una primera etapa, esta alianza considera ofrecer entrenamientos en temáticas vinculadas a la diversidad e inclusión con foco en género. Y también proyecta realizar investigaciones conjuntas. “Es la posibilidad de aportar ya no sólo en Chile, sino que a las empresas también en Latinoamérica, es un primer paso hacia nuestra internacionalización”, destaca.

Cuarto pilar

Afirma que, además del foco en el proceso constitucional y el acompañamiento a las empresas y organizaciones públicas en políticas de género e inclusión, una tarea central en lo que viene será seguir aportando con ideas a la recuperación de la economía y de los empleos femeninos.

Destaca que varias instituciones, tanto de afuera como en el país, se han sumado a la propuesta de darle una perspectiva de género a la recuperación de la economía y subraya especialmente que el Banco Central en su último IPoM se haya inspirado en un estudio de Comunidad Mujer sobre el trabajo doméstico no remunerado para dimensionar el aporte al PIB de esa actividad, de un 26%. “Es un logro y un reconocimiento a un trabajo muy serio que hemos hecho”, dice.

Comenta que Comunidad Mujer ha levantado como propuesta poner el cuidado, que tradicionalmente realizan las mujeres, como un cuarto pilar de la protección social. “Tenemos que preocuparnos de crear un Sistema Nacional de Cuidados que vaya en beneficio de los niños y niñas, pero también de los adultos mayores, que permita que esto no sea un tema de la familia y dentro de la familia, de las mujeres”, explica.

Admite que no es una tarea que pueda realizarse rápidamente, pero enfatiza que es importante sentar las bases y poner los recursos para ir ampliando esa provisión de cuidado en los próximos años.

Respecto de la participación laboral de las mujeres, subraya que “si no hacemos cambios en corresponsabilidad parental será muy difícil salir de este momento de retroceso tan dramático” que se ha vivido a partir de la pandemia.

Elecciones

-Han surgido muchas organizaciones de la sociedad civil, mientras en política la participación es mínima, ¿por qué cree que se da esta dicotomía?

-Las organizaciones de la sociedad civil, que han tenido un desarrollo muy positivo en Chile en los últimos años, generan confianza e interés de participación, probablemente porque se conectan con una ciudadanía que es bien diversa, y además porque en general están al alcance de la mano, son accesibles.

Distinta es la construcción de ciudadanía política, ir o no a votar en una elección. Eso tiene mucho que ver con la confianza de las personas en el sistema político y en las instituciones. También, con cuánto esa elección en particular impactará o no en la vida de las personas. Creo que depende mucho de la comunicación que se haga respecto a la importancia de estos procesos, algo que ha estado ido fallando en este tiempo, y también hay un contexto de cuarentena que no ayuda.

Lo del 25 de octubre fue distinto. Ahí estábamos hablando de una elección épica, que sí se conectaba con el proceso que veníamos viviendo desde octubre y la gente tenía una definición muy clara de cómo quería que fuera la Convención Constitucional. Ahí hubo un voto consciente súper relevante y quiero decir que probablemente la paridad de género, la posibilidad de elegir nuevos liderazgos femeninos, también fue una motivación para ir a votar, sobre todo en gente joven. La posibilidad de elegir independientes y los escaños reservados para pueblos indígenas, también. Fue una ecuación que no se va a dar necesariamente en las próximas elecciones. Ahí, creo que la única manera de resolverlo es volver al voto obligatorio.

En la elección de noviembre vamos a ver también cuánto los partidos políticos se esfuerzan por elegir candidatas competitivas y ponerlas en lugares donde realmente tengan posibilidad de ser electas. Es un desafío importante.