Por: Rocío Vargas Suárez, Diario Financiero
La innovación y la adaptación a las nuevas tecnologías se ha hecho crucial en el último tiempo para las empresas. Si bien hay ciertos temores respecto a las consecuencias que ésta podría traer, también existen oportunidades que no han sido exploradas por no salir de la dinámica convencional, a pesar de los posibles beneficios de la modernización.
Esto fue lo que enfocó la investigación de José Ignacio Barrera, Juan Pablo Torres y Gonzalo Valdés, de la Universidad de Leeds del Reino Unido, la Universidad de Chile y la Universidad de Talca, respectivamente.
El estudio Las microfundaciones de los procesos de innovación en empresas latinoamericanas tiene su base en una encuesta a 721 compañías de América Latina con el fin de entender cómo se idean los procesos que permiten llevar a cabo nuevas formas de innovar.
Dentro de los principales hallazgos, “encontramos que las empresas latinoamericanas gestionan sus procesos de innovación con ciertas similitudes a firmas de países desarrollados, especialmente Estados Unidos (…) Otro resultado relevante, pero esperado, fue el efecto que tienen las prácticas de transferencia de procesos de innovación de las empresas multinacionales extranjeras”, comentó a DF el director del Observatorio de Innovación de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile –institución donde se realizó la investigación-, Juan Pablo Torres.
Sin embargo, agregó que aunque hay aristas parecidas, también hay distinciones: “Una de las diferencias fundamentales entre los procesos de innovación en Latinoamérica frente a países desarrollados es que los procesos para cuantificar el tamaño de las oportunidades de mercado es distinto”, dijo.
En detalle, el texto plantea que “cuando las empresas administran sus procesos de innovación basándose en la detección de oportunidades y la reconfiguración de sus activos tangibles e intangibles, es más probable que mejoren en cuatro objetivos relacionados a la innovación: desarrollo de nuevos productos y servicios; sus retornos; participación de mercado y diversificación”.
Torres señaló que “tener criterios formales para seleccionar los mejores proyectos; integrar a grupos de interés externos al proceso de innovación; desarrollar políticas de incentivo o compensaciones que no sólo premien el éxito sino que el riesgo (o fracaso) de sus trabajadores o ejecutivos, y procesos que potencien la autonomía de los empleados hacia proyectos que beneficien a la compañía”, son algunos de los puntos a enfatizar si se quieren detectar oportunidades desde la innovación.
En esa línea, el subdirector de I+D con la industria del Centro de Innovación UC, Francisco Pizarro, detalló que “las estructuras fundamentales de la industria están cambiando y las formas de competir ya no están dadas necesariamente por el tamaño de activos fijos de una empresa, sino más bien por la velocidad y flexibilidad para adaptarse a nuevos modelos de negocios”.
El experto fue incluso más allá: “Hoy en día es innovar o morir”.
Eso sí, no dejó fuera los riesgos. “Con el advenimiento de la industria 4.0 es inevitable que haya puestos de trabajo en riesgo (…) Cada revolución ha abierto espacios de oportunidad de crecimiento y desarrollo de nuevos negocios, y la generación de nuevos empleos. Las empresas deben considerar los planes de reconversión y entrenamiento de su fuerza laboral, y ajustar los perfiles de ingreso de acuerdo a los nuevos desafíos”, dijo Pizarro.